miércoles, 7 de julio de 2010

El peligro de pagar un 'gin tonic'

Cuando, gin tonic en mano, alguno de los clientes de una gran discoteca de Madrid se disponía a pagar su copa, el camarero aprovechaba para almacenar toda la información de su tarjeta de crédito usando un lector. Después, entregaba la numeración a una banda que fabricaba una tarjeta falsa y comenzaba de inmediato a hacer operaciones. La organización internacional con la que colaboraba el camarero, desarticulada ayer por la Policía Nacional, ha podido estafar más de 2,5 millones de euros durante los últimos años gracias a la ayuda de numerosos comercios y establecimientos y comprando información de tarjetas de crédito en el mercado negro. El líder de la banda, nigeriano, llevaba en España más de 10 años sin trabajar y conducía un lujoso Audi TT. Ahora está en prisión preventiva, junto a tres cabecillas de la red. Otros dos han salido bajo fianza de 12.000 euros.


Los detenidos fueron 18, nueve españoles y el resto de distintas nacionalidades. El grupo conseguía la numeración de las tarjetas a través de dos vías. Por un lado tenía una amplia red de colaboradores como el camarero de la discoteca, en restaurantes y clubes de alterne. Pero también compraba datos en el mercado negro del fraude de tarjetas. El lugarteniente del jefe nigeriano de la banda, un español, daba dinero al proveedor, un rumano, para que comprara datos a hackers de Ucrania. Les enviaba el dinero a través de Western Union y la contraparte ucraniana, que conseguía información de tarjetas a través de ataques informáticos a comercios y a bancos, mandaba los números por correo electrónico.

Después, un falsificador español fabricaba las tarjetas nuevas que usaban para sacar dinero a través de comercios amigos. La policía calcula que puede haber más de 20 establecimientos involucrados. Los investigadores creen que la banda compraba también datos de tarjetas en foros de Internet dedicados al mercado negro, en los que se puede conseguir la numeración de una American Express por unos 400 euros y la de una Visa Platino por 300.

La banda había creado distintas empresas fantasma con sedes en España y Venezuela para blanquear el dinero obtenido con los fraudes. Se calcula que el 0,06% de las transacciones internacionales realizadas con tarjetas de crédito se hacen con instrumentos de pago falsos, lo que supone estafas de miles de millones de euros.


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