22 de abril de 2010, 12:57Por Antonio Rondón García
Moscú, 22 abr (PL) El presidente ruso, Dmitri Medvedev, logró extender, como símbolo de estabilidad regional, la permanencia de la flota del Mar Negro en Sevastopol por otros 25 años, ante la mirada atónita de la oposición ucraniana.
Durante los cinco años de la administración de Viktor Yuschenko, la fecha del 2017, cuando se cumplían 20 años del acuerdo firmado en 1997 para el arriendo por Rusia de la base de Sevastopol, era vista como la meta o incluso se especulaba sobre su cumplimiento anticipado.
El documento firmado en Jarkov por Medvedev y su similar ucraniano, Viktor Yanukovich, extiende por otro cuarto de siglo la posibilidad de mantener arrendada la referida base a la parte rusa de la dividida flota del Mar Negro.
Medvedev aclaró dos puntos tras la firma del acuerdo.
Primero, que el arreglo esta relacionado con los esfuerzos de formar un verdadero sistema de defensa regional en toda Europa, de lo cual la flota del Mar Negro constituye uno de sus elementos.
Segundo, el acuerdo está vinculado a las rebajas que hará Rusia para que Ucrania pague 100 dólares menos por cada mil metros cúbicos de gas ruso de los actuales 330 dólares, o en caso de estar por debajo de esa cifra, un 30 por ciento menos que el precio pactado.
Sin ambages, el estadista ruso aclaró que la rebaja del precio reducirá en 40 mil millones de dólares los ingresos de la empresa Gazprom en los próximos 10 años, pero parte de ese monto será empleado para compensar los gastos del arriendo de la base.
En realidad, Ucrania recibe descuentos por 97 millones 700 mil dólares anuales de su deuda externa con Rusia, ascendente a dos mil 300 millones.
Con la nueva avenencia recibiría mil 200 millones de dólares de compensaciones anuales durante la próxima década, además de que otra gran parte de los descuentos por el gas se convertirán en una inversión indirecta en la economía ucraniana.
Desde enero de este año, Kiev pasó a relaciones de mercado con Rusia, como cualquier otra nación europea. Al menos eso fue lo previsto en medio de las congeladas relaciones existentes entre Moscú y Kiev en tiempos de Yuschenko.
Pero al reunirse en Jarkov con Yanukovich, el mandatario ruso se mostró interesado en elevar las relaciones al nivel estratégico y de plena cooperación, para lo cual existe campo suficiente.
Naturalmente, era de esperar la reacción de la oposición ucraniana con la ex primera ministra Yulia Timoshenko y Yuschenko, a la cabeza, ambos venidos a menos, luego del fracasado proceso que siguió a la llamada Revolución Naranja de 2004.
Timoshenko, que en más de una ocasión demostró estar preparada para lanzar a las calles a multitudes con el propósito de alcanzar sus objetivos políticos, llamó a una manifestación ante la Rada para denunciar la violación de la Constitución con el nuevo acuerdo.
En ese sentido, el ministro ucraniano del Exterior, Konstantin Grishenko, informó que el Tribunal Constitucional dio el visto bueno a la nueva avenencia sobre la flota rusa del Mar Negro.
Yuschenko fue más allá al demandar el inicio de un proceso de impeachment (remoción) de Yanukovich, después de llamar a todas las fuerzas de la oposición para impedir la ratificación del documento.
El presidente de la Rada Suprema, donde la coalición gobernante cuenta con 234 de los 450 escaños, Vladimir Litvin, aclaró que además del artículo siete inciso 14 de la Carta Magna sobre tropas extranjeras existe un acápite sobre períodos de tránsito.
Tal punto aclara que para las bases ya existentes en el territorio nacional, Ucrania puede acceder al empleo de esas instalaciones mediante el cobro de arriendo, previa ratificación por la Rada del referido acuerdo.
Litvin consideró que se pueden resolver los asuntos por dos vías: politizar el tema de la base naval, sin resolver nada concreto, o ser realistas y acometer lo establecido en el nuevo arreglo, con ganancias económicas para Ucrania.
De acuerdo con un sondeo realizado en marzo pasado por Research and Branding Groupe, el 60 por ciento de los ucranianos acepta la extensión de la permanencia de la flota rusa en la base de Sevastopol, donde históricamente se localizó esa parte de la armada.
Medios de prensa locales consideran que la extensión de la estancia de los buques rusos en Sevastopol aleja las posibilidades de un ingreso del país en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, como la trató de hacer Yuschenko y su equipo.
Ahora, Moscú podrá permanecer en Sevastopol hasta el 2042, con posibilidades de extender esa estancia por otro cinco años si ninguna de las partes está en contra.
Litvin ratificó que sostuvo una conversación con el presidente de la Duma (Cámara baja rusa), Boris Grizlov, en la cual acordaron el próximo martes como fecha tentativa para someter a una ratificación el acuerdo de la permanencia de la flota.
Yanukovich posee algunos riesgos. La mayoría parlamentaria la forman su Partido de las Regiones, los comunistas y el bloque de Litvin, además de diputados desgajados de los opositores Nuestra Ucrania y el bloque de Timoshenko.
Aún esta por ver hasta donde sería efectiva la campaña de Yuschenko y Timoshenko, unidos indirectamente en esta ocasión, para convencer a algunos diputados renegados a retomar posiciones de sus formaciones políticas de procedencia.
Por el momento, la oposición decidió bloquear el trabajo de la Rada el venidero martes para impedir la ratificación del acuerdo.
Lo que si parece inobjetable es el giro en casi 180 grados experimentado en las relaciones entre Moscú y Kiev con la llegada al poder de Yanukovich y los cambios pueden profundizarse más aún, al menos en lo que a alianzas para la cooperación se refiere. |
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