domingo, 10 de enero de 2010

La crisis política y el acoso ruso frenan la recuperación de Ucrania

La crisis económica ha pulverizado las esperanzas puestas en la 'Revolución naranja' de 2004, cuando los partidarios de la integración de Ucrania en Occidente impusieron desde la calle la repetición de unos comicios que encumbraron al actual presidente Víctor Yúshenko. Sus posibilidades de cara a las presidenciales del próximo día 17, a las que acude como candidato, son prácticamente nulas.
Su compañera de barricada en aquella insurrección, la primera ministra, Julia Timoshenko, también ha perdido popularidad, sobre todo por su polémica gestión económica al frente del Ejecutivo, pero, a diferencia de Yúshenko, conserva suficiente apoyo como para no renunciar a su aspiración de convertirse en la primera mujer que ocupa la jefatura del Estado. De momento, el que encabeza las encuestas es el prorruso Víctor Yanukóvich, blanco de las iras de los 'naranjas' hace cinco años.
Y es que la crisis económica se ha cebado con Ucrania de forma especialmente virulenta. Entre los países del Este europeo y la antigua URSS, Ucrania es la única en donde la economía se ha contraído este año casi un 16% con respecto al anterior, de acuerdo con las cifras facilitadas por el Comité de Estadística de la CEI. El Producto Interior Bruto (PIB), que desde el comienzo del milenio había registrado crecimientos anuales por encima del 7%, habría rozado en 2009 el 6%, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Caída de la exportación
Ello se debe a que los precios de la producción metalúrgica y química, que constituyen más de la mitad del conjunto de las exportaciones, se han reducido en el mercado internacional. Las cifras oficiales -del Comité Estatal de Estadísticas- hablan de un 45,1% de caída en las exportaciones mientras las importaciones han descendido un 51,3%.
El ex gobernador del Banco Nacional de Ucrania (BNU), Serguéi Tiguipko, candidato también a las elecciones del día 17, afirma que la producción industrial en los diez primeros meses de 2009 se ha desplomado un 24%, con respecto al mismo período de 2008. Por primera vez en 10 años, las inversiones directas se han disminuido y, según Yanukóvich, el paro afecta a seis millones de personas. Ucrania tiene una población de unos 46 millones de habitantes, cifra que decrece a un ritmo del 0,6% anual. El Banco Mundial ha calculado para 2009 una inflación en Ucrania del 13,4%.
La moneda nacional, la grivna, según la agencia Fitch, ha perdido el 60% de su valor desde septiembre de 2008. Entonces, se cotizaba a cinco grivnas el dólar americano; a diez a comienzos de 2009; y a ocho actualmente. Los intentos de sostener la grivna, señala Fitch, han llevado a que las reservas caigan hasta los 28.000 millones de dólares, 19.400 millones de euros.
La deuda exterior de Ucrania, escribe el diario ruso Kommersant se sitúa en 23.120 millones de dólares. Yúshenko, sin embargo, la eleva a 280.000 millones de grivnas (35.000 millones de dólares o 24.305 millones de euros). A comienzos de 2008, suponía sólo 80.000 millones de grivnas.
La Rada (Parlamento unicameral ucraniano) rechazó en noviembre aprobar los presupuestos para 2010, medida que ha motivado que el FMI suspenda transitoriamente la entrega de 3.900 millones de dólares, el cuarto tramo de un crédito de 16.400 millones, para cubrir el déficit presupuestario. El FMI había establecido el techo del déficit en un 4% y después lo elevó al 6%, ante las dificultades que atraviesa la compañía gasística Naftogaz. Sin embargo, Fitch prevé que llegue hasta el 8,5% en 2009. Mientras tanto, el sector bancario, reconoce Tiguipko, se encuentra en una situación crítica y necesitado de una abundante inyección de liquidez.
El lastre populista
Los expertos del FMI estiman que la ingobernabilidad, la descoordinación entre las distintas instituciones del Estado y el populismo de los dirigentes del país obstaculizan la recuperación. Confían en que la crisis política que Ucrania arrastra desde 2004 acabe tras las elecciones presidenciales. Lo mismo anhelan los inversores extranjeros, que desearían también un poco más de coherencia en la lucha contra la omnipotente corrupción y medidas contra la economía sumergida, que supone, según distintas estimaciones, el 65% del PIB.
Pero Ucrania es un país importante de Europa. Cuenta con una potente aunque obsoleta industria y por su territorio discurre el 25% del gas ruso que se consume en la UE. Ucrania podría ser también puente de paso para los hidrocarburos del Caspio y Asia Central. Timoshenko, sin embargo, no ve tan negro el futuro de su país, observa signos de repunte económico y se jacta de haber evitado que el Estado quebrase. Eso sí, ha estado muy cerca de ello y el peligro no ha desaparecido todavía.

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