El día antes de la final
Es sábado 30 de Junio y amanece en Kiev. Me asomo por la ventana a ver que pinta tiene el barrio y el edificio con la luz del día. Ya hay algunos en el banco de enfrente tomando cerveza. Me noto la garganta tocada. Posiblemente fruto de perder la pelea nocturna con mi primo Ernesto por la sabana del sofá-cama compartido. Mientras se reactiva el resto de la tropa lanzo una expedición por el barrio en busca de un buen café con leche que me haga entrar en calor. Mientras desayuno termino mi anterior ratico de fútbol.
Ya con las camisetas de la roja, salimos los cuatro a explorar la ciudad. En la parada de metro del barrio,Druzhby Narodiv, una voluntaria de la Eurocopa habla algo de inglés y de castellano. Esta tan emocionada de encontrar a aficionados en su remota parada que ella nos hace mas preguntas a nosotros que nosotros a ella. Nos toma fotos, nos pide emails..etc. Nos acompaña hasta el mismo vagón. La simpática voluntaria nos informa mal y vamos a cambiar nuestros “vouchers” por entradas al Estadio Olímpico. Allí nos dicen que debemos ir al viejo estadio del Dinamo. Nos lo tomamos con la calma y seguimos callejeando. No tardamos en corroborar que de día los ucranianos tampoco hablan Inglés. Visitamos un mercado. Ellos hablan en su idioma, nosotros en el nuestro, y para comunicarse parece que solo hace falta que dos tengan ganas de hacerlo. Nos encontramos los primeros grupos de españoles y nos ponemos a hablar como si fueran los vecinos del quinto. Una final en Londres o Paris no hubiera sido lo mismo. En Kiev cada uno contaba sus peripecias para llegar hasta allí y alojarse en una ciudad donde los hoteles estaban carísimos. Muchos ya venían de las semifinales en Donetsk y contaban maravillas de la gente local poco acostumbrada a ver extranjeros. Hace calor. Entramos a comer en un lugar donde vemos bastantes ucranianos. De primero comemos unas sopas frías de pepino y de remolacha. Después platos combinados de carne con setas y patatas. Mi hermano Jose, que ha emparentado con Lituania, dice que la comida se parece mucho a la Lituana. Ponemos en orden algunos datos y efectivamente, Ucrania y Lituania, junto a Polonia y Bielorusia fueron una misma republica-reinado-ducado (Wikipedia sabrá qué) durante varios siglos y hasta finales del XVIII. Una buena receta no hay reyes, ni duques, ni banderas, que la cambien. Sería interesante estudiar el realismo de un mapa político basado en la gastronomía, que es algo esencial en la cultura de los pueblos. En esta España cainita en la que vivimos, los bastiones de nuestras fronteras podrían ser el fútbol de La Roja y unas lonchas de jamón ibérico recién cortado.
Continuamos nuestro camino en busca de la entradas y llegamos a unas oficinas junto al viejo estadio del Dinamo de Kiev. A la entrada aparece una escultura monumental de Valeri Lobanovsky, jugador y entrenador histórico del Dínamo de Kiev. Valeri era matemático y dicen que fue de los primeros en introducir cálculos estadísticos al fútbol. Cuando era entrenador del Dìnamo de Kiev su equipo metía miedo con un talShevchenko en punta y un tal Rebrov de enganche. Ese equipo goleo al Barςa de Rivaldo y Figo, y llegó a las semifinales de la Champions. Aunque ganó una Recopa, dicen que Lobanovsky soñaba con tener la Orejona, La Champion. Murió en el 2002 sin haberla ganado, pero en el 2003 Shevchenko la ganó con el Milán y días después la llevo a Kiev para, con lágrimas en los ojos, posarla junto la estatua de su maestroLobanovsky. Con ese gesto y esa lección Shevchenko tambien se convirtió en maestro.
Por la tarde paseamos por la avenida Khreschatyk donde está la Fan Zone. Allí hay música, casetas de patrocinadores, pantallas gigantes and importantly, cervezas a dos euros. Se ven pocos españoles y casi ningún Italiano. Pensamos que la mayoría viajará el mismo día del partido en vuelos Charter. De este modo la mayoría de la gente que pasea por la Fan Zone son Ucranianos. Como vamos con las camisetas de la Selección y llevamos un pañuelico con los colores de Ucrania en gesto amistoso, la gente no para de pedirnos que posemos con ellos en fotos. Al principio hace gracia. Mas adelante ya aburre y empezamos a buscar variantes: le tapamos la cara con la bandera, le besamos a la novia en los carrillos, nos ponemos de espaldas..etc.. Llega un momento en el que entiendes por qué los famosos se vuelven antipáticos. No hay otra manera de escapar. Huimos hacia nuestro apartamento en espera de refuerzos. Hacemos una sesión de yoga ibérico o siesta, y después nos cenamos unos botes de delicatesen Litoral (lentejas, alubias..) acompañados con ensaladica y cervezas de nombre impronunciable.
Ya de noche volvemos a la Fun Zone. Vemos un concierto de Queen, con un “falso Freddie Mercury”. Como el falso 9, convence a ratos. Ya se ven bastantes españoles. Italianos muy poquitos. Tras el concierto las camisetas rojas se van acumulando y los cánticos cada vez suenan mas fuerte. Las conversaciones con españoles no salen de un triangulo mágico cuyos vértices son: (i) fútbol , (ii) Como coño has llegado hasta aquí?, (iii) Ucranianas. Alguno bromea con que no hay gordas en ese país. Miramos alrededor y ciertamente no hay cojones que localizar a ninguna con sobrepeso. Buena observación- apuntamos. Pepe, que es un talento humorístico, concluye que esos cuerpos tan delgados y esbeltos se salen de la normalidad, y sugiere que tuvo que haber algún genocidio selectivo en el país. Nos descojonamos con la ocurrencia. Pero hoy mismo, leyendo algo sobre historia de Ucrania se me han puesto los pelos de punta al leer sobre elHolodomor (o Holocausto Ucraniano) que fue una hambruna forzada por el malparido de Stalin en Ucrania, entre 1932 y 1933, por la que murieron unos 10 millones de personas. Jugando a ser biólogo evolutivo, quizás las personas con un metabolismo mas bajo, delgadas, fueron seleccionadas para sobrevivir. Recientes estudios en gusanos indican que, según sea tu estilo de vida, a través de la epigenética marcas tu ADN y estas marcas son heredables y pueden influir en el metabolismo e incluso esperanza de vida de tus descendientes.
Seguimos la marea roja y nos vamos de bares. De ese sábado noche recuerdo el momento en el que un DJ puso el WAKA WAKA y las camisetas rojas saltaron como resortes. El recuerdo de Johannesburgo me puso los pelos de punta. Iniesta de mi vida ¡. La fiesta nos supera y no hubo cojones a cerrar ningún garito. Las fuerzas fallan y pillamos un taxi de vuelta la barrio. Nunca pagamos lo mismo por el mismo trayecto. Fabricar taxímetros en Ucrania no es buen negocio. El precio depende de las ganas que tengas de negociar. De vuelta en el barrio vamos a la tienda de 24 horas en donde a través de una ventanilla hacemos mímica para hacer la compra. Uno de los mayores logros fue comprar papel higiénico. La dependienta se partía de risa cada vez que íbamos a la tienda. Caigo al sofá-cama como cae un mueble.
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El día de la final
Kiev amanece soleado el día uno de Julio del 2012. Pasamos la nariz por las camisetas rojas para comprobar cual es la mas apta para el paseo matutino. Para la tarde-noche reservamos las camisetas de gala.
Paseamos por la ciudad vieja a orillas del rio Dnieper. Criado a orillas del Segura parece mentira que a los dos se les llame río. Hay barcos mercantes, barcos de paseo y al fondo, en una isla, hay una playa. Por las calles vemos mas alemanes que italianos. Seguramente ya tenían el viaje planeado y entre Pirlo y Ballotelli les chafaron el plan. Next time- les decimos de buen rollo a los alemanes, y nos contestan con una sonrisa forzada que se interpreta: Next time tu puta madre. Así que decidimos ignorarlos. Hubiera tenido su guasa que los hubieran eliminado los griegos, llegando entonces a semifinales Grecia, Portugal, Italia y España, o lo que es lo mismo, el eje del mal de la economía Europea. Yo las llamaría la semifinales del Pelotazo, y no por colgar balones al área precisamente. De banda sonora en los estadios pondría “Rescue me”, el clásico de Fontella Bass.
Paseando por la ciudad antigua entramos a una iglesia ortodoxa. La iglesia es oscura y muy cargada de pinturas y adornos. Al entrar a mano derecha, una mujer mayor con un pañuelo en la cabeza vende velas y estampitas. La mujer es inexpresiva y parece parte del decorado. Pepe le compró cinco velas. No calculó bien y a la hora de poner la quinta me pregunta- Primo, a quien le pongo la última?. A Iniesta, le digo.
Llegamos a una plaza donde se acumulan tranvías y un señor mayor se nos acerca con una bolsa de basura enorme. El solo habla Ucraniano, pero lo habla con tal ímpetu que hasta creemos entenderlo. Nos quiere vender algo. El señor saca de la bolsa una langosta de corcho, parece que hecha a mano, que en vertical tiene forma de Copa de Europa. Según el, si llevamos esa langosta al estadio las cámaras de televisión nos enfocaran. Las vías por la que la necesidad aviva el ingenio son insospechadas, pero este caballero se lleva la palma. Mientras nos preguntamos que hará con la langosta sino la vende, nos metemos en la boca de metro y volvemos a nuestro campamento base de Druzhby Narodiv.
Al llegar a casa, camisetas fuera, cerveza fresca fuera, y unos botes de lentejas y fabada litoral con pan caliente para adentro. Un preámbulo de libro de texto para tener una excelente siesta. Tras las siesta comenzamos a acicalarnos para la gran final. Banderas, vuvuzela, gorras, y un guiño a Ucrania con unas banderitas azul-amarillas sobre nuestras cabezas. Como cuatro o cinco horas antes del partido nos vamos para la Fun Zone. Antes pasamos a saludar a nuestra amiga vendedora de tomates para que nos vea vestidos de gala para la ocasión. Nos hacemos unas fotos con ella, cruzamos unas palabras que nadie entiende y nos casca un par de besos a cada uno y una palmadita en la espalda. Andar con Dios, hijos- interpretamos nosotros.
En la Fun Zone tenemos como principal objetivo encontrarnos con mi hermano Fran Ortín que venia en un vuelo Charter desde Madrid. Asuntos laborales le tenían en Madrid y no pudo resistir la tentación. Por ese trabajo le habían pagado una cantidad de dinero, y cuando le pregunté sino le picaba el gasto del vuelo charter a Kiev, Fran me contesto con una célebre frase de José Mota……”Las gallinas que entran por las que salen”. Mi hermano es un sabio.
La Fun Zone es una fiesta en toda regla; cerveza, música y desconocidos con ganas de hablar, reír, cantar, hacerse fotos…. Llega Fran y al vernos imita al Papa. Clava las rodillas y besa el suelo. Su calentón fue tan real e improvisado que era el único español que no traía camiseta roja. Le dejo una y nos hundimos en la fiesta. Hay gente que nos busca para hacerse fotos con nosotros, y hay gente a la que le pedimos hacernos fotos con ellos. Los freaks se encuentran en su salsa. En mi experiencia, en Eurocopas y Mundiales, esté México o no, siempre hay mexicanos vestidos de mariachis. Mientras tomamos pizzas y cervezas caemos junto a uno de estos comandos mexicanos. Uno de los mexicanos es de los Pumas, y Fran y yo le cantamos una porra de su equipo… “Goooya, tachun, tachun, ra-ra, tachun, tachun, ra-ra, Gooooya Universidad”. Le decimos que nosotros estuvimos hace unos años en el DF, en el Estadio Olimpico, viendo un Pumas-Veracruz. El pinche güero se emociona, y nos dice que tenemos que aprendernos otra canción de Pumas. Comienza a enseñárnosla entusiasmado pero un en pequeño despiste hacemos un movimiento rápido y coordinado y desaparecemos. No era el momento guey.
El ambiente en las calles de Kiev aumenta cada minuto que nos acercamos a la hora del partido. La euforia y la cerveza van haciendo su efecto. Vemos pasar a una señora con un sombrero y le sacamos un parecido a la Reina Isabel II de Inglaterra. Acto seguido, le cantamos el “God save de Queen”. Por otro lado Pepe nos avisa para hacernos unas fotos con un personaje que a primera vista me parece que tiene las gafas culo-de-vaso de broma mas simpáticas que he visto en mi vida. Eran tan reales que eran reales. Por el flanco izquierdo escucho a mi hermano Jose hablando alemán y partiendose de risa (no tenia ni idea de que mi hermano hablaba aleman), por el flanco derecho Ernesto se hace fotos con una japonesa vestida con un Kimono tradicional.
En medio de ese ambiente mágico y surrealista ponemos rumbo al Estadio Olímpico y hacemos una parada técnica en el último Bar. Allí solo venden cervezas de litro. Un compadre asturiano se acerca a decirnos que nos compra un vaso de cerveza porque el solo no se anima a beberse un litro. Le regalamos dos, se los bebe, y se suelta a contarnos su historia. Ha estado ya en varios campeonatos. Estuvo en Sudáfrica. Viaja solo pero saluda a casi todos los que pasan por el bar. Lleva a su lado a un escudero Ucraniano…dice que es su colega reciente y que va a intentar colarlo en la final. Nos explica la estrategia pero no entendemos nada. Al rato, dentro del estadio encontramos al asturiano, al ucraniano, y una sola entrada. Lo vuelve a explicar y volvemos a no entenderlo. El compadre asturiano coló a un Ucraniano y a mi me putearon para pasar al estadio la vuvuzela ya que estaba prohibida por el ruido que hacia. La dictadura de la UEFA llega hasta al sonido de ambiente. Ellos eligen la banda sonora de los partidos y de las celebraciones con una música de mierda a todo volumen que apagan los cánticos de las aficiones. El espectáculo de ver a miles de personas cantando las misma canción en un estadio es una experiencia religiosa. Esto de poner ambiente de discoteca en los estadios es para llevar a Platini al Tribunal de la Haya. Lamentable…hay que esperar a que el DJ del estadio deje de poner música para poder cantar en el estadio.
A la cuarta puerta de acceso que pruebo consigo entrar la vuvuzela camuflada entre mi espalda y alto recto, que sino fuera porque la compré en Johannesburgo y lleva un campeonato del mundo a las espaldas la hubiera tirado a la basura, o si hubiera tenido tiempo, la hubiera enviado al despacho de Platiní junto a un sugerente tarrito de vaselina.
Entramos al Olímpico de Kiev y nos sentamos en el segundo anillo, en mitad de una quesito gigante de camisetas rojas. Saludamos a nuestros vecinos y nos abrazamos deseándonos suerte. Uno de estos vecinos eran un par de murcianos, Ginés padre y Ginés hijo, que habían venido en coche desde Murcia. La explicación del Padre fue demoledora..”estaba merendando con mi zagal y dijimos…vamos coño…nos hicimos 3000 Km y aquí estamos”. Un par de cojones si señor. Lástima que no me quedé con su móvil porque sino a su regreso hubiera salido a la autopista de Barcelona para aplaudir a su paso. Ellos, al igual que nosotros, tenían una entrada para la final condicionada a que llegara España. Mucha gente se quedó con la entrada en casa porque organizar un viaje a Ucrania en dos días nos es fácil ni para el bolsillo ni para la logística. Pero eso a la UEFA le da igual. Ellos cobran por adelantado las entradas, y el resultado es que muchas entradas se quedan sin usar, espacios vacíos, y gente en la puerta con ganas de entrar. Unos chicos nos contaron que en Donetsk, en la semifinales de España-Portugal, para disimular la cantidad de asientos libres, abrieron las puertas en el descanso. Por lo tanto, propongo que Platini sea imputado por dos casos de agresión contra el fútbol.
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El partido
En los partidos importantes donde hay mucha tensión me gusta fijarme en la primera jugada, y en los primeros 2 o 3 minutos. En ese puñado de segundos se ven detalles que informan sobre el estado de ánimo y de ansiedad de los equipos. A veces un gesto de un jugador puede transmitir confianza o desconfianza al resto del equipo. Comienza el partido, saca España y el balón sale del semicirculo para llegar a los pies de Busquet. A Busquet le presiona Balloteli y le llega como un Miura. Busquet, que lo recibe a puerta gayola, impasible, le hace un recorte y Balloteli pasa de largo. Busquet toca tranquilo a su compadre Iniesta que recibe con su natural elegancia. Ese gesto que puede pasar desapercibido creo que fue un mensaje de Busquet para todo el equipo: “Chicos, aquí estamos nosotros para tocarla. Ellos que corran”. Y el mensaje caló hasta los huesos de La Roja porque hacia tiempo que no se veía un baile futbolístico semejante. Silva se ofrecía a cada momento. Xavi decidió que tocaba dar una clase magistral de recibir y tocar balones, eIniesta…..Iniesta de mi vida….jugaba con una tranquilidad que bien parecía que jugaba con batín y pantuflas de estar por casa. Italia, tirando del orgullo que le daba haber eliminado a Alemania en semifinales, ante el toque español no se fue atrás y se empeñó en ir a quitarle en balón. Pero al poco rato de tan noble empeño, después de un ratito sin que un italiano tocara la bola, Xavi se asoció con Iniesta y este, en pantuflas, lanzo un pase preciso en profundidad a Cesc que sobre la línea centró para que Silva rematara de cabeza a la red. Gooollllll. Besos, abrazos, pelos de punta…..La vela que pusimos por la mañana a Iniesta ya estaba amortizaba. El pase que dio el de Fuentealbilla hasta en la tele cuesta anticiparlo. Pura magia.
El segundo gol quizás fue el mas bello. Jordi Alba en su posición de lateral izquierdo pasa un balón a Xavi en el centro de campo. Xavi hace un control orientado hacia la portería contraria, levanta la cabeza y ve un páramo desolador, cuatro camisetas azules y ninguna roja. Cosas del falso nueve, que ahora nadie se atreve a criticar. Xavi ya prepara la recogida de velas e inicia un giro hacia atrás pero por el retrovisor ve una cosa pequeña que corre como ratilla de regreso a su agujero…adonde ira este crio- se pregunta Xavi. Mientras encuentra una respuesta ve como el cuasi-imberbe de Jordi Alba se mete como un cuchillo entre tres italianos como si estuviera corriendo los cien metros lisos…mientras corre, lleva el cuello girado, cual niña de El Exorcista, a la espera de una señal del maestro Xavi…mientras tanto Xavi da dos golpes de cadera, amagando y ganando un par de segundos para ver hacia donde va la peregrina carrera de Jordi. Entonces la computadora de Xavi detecta una única solución, una única trayectoria de un palmo de terreno de anchura, un sola vía por la que el muro italiano es atacable. Jordi en su carrera se acerca a Buffon y Xavi resuelve los cálculos en un segundo y al segundo siguiente le mete un balón simplemente perfecto en velocidad y trazado. El niño acaba la faena enchufándosela a Buffon por el palo corto. El gol es de esos que dan hasta risa. Xabi Alonso, que fue el primero en llegar a abrazarlo, llevaba una sonrisa de esas que dice….que cabrón ¡
Con 2-0, al principio de la segunda parte Di Natale tuvo una oportunidad que paró Casillas, y minutos mas tarde se lesionó Mota para dejar a Italia con 10 ya que había hecho los 3 cambios. Aun así, no leí ni una sola crónica, nacional o internacional, que hablará de mala suerte de Italia. El dominio del balón y del juego fue tan escandaloso que no hubo periodista que se atreviera a buscar alguna excusa.
En el 3-0, Xavi robó un balón con un toque y con el segundo le dio un pase de gol a Torres que solo ante Buffon marco cruzado recuperando la confianza y la sonrisa.
Una de las cosas que ya no se discuten es la del doble pivote. Xabi y Busquet ofrecen un equilibrio y un control del partido que es innegociable mientras los dos tengan este estado de forma y confianza. Con todos mis respetos, Xabi y Busquet no son Marchena y Albelda, y el balón sale de ellos al menos tan limpio como les llega. Atrás, Sergio Ramos está que también da la risa. Hasta Balotelli parecía un niño chico disputándole un balón.
El cuarto gol sale de un pase de Busquet de 30 metros, rasito, a un desmarque de ruptura de Torres que le regala el gol a Mata que llegaba de segunda línea con la bayoneta en alto. Este cuarto gol nos pillo bajando por la escaleras de la grada ya que queríamos estar mas cerca del campo para cuando lo jugadores pasaran cerca de los aficionados a mostrar la copa. Damos abrazos y chocamos manos por el camino, con españoles o con gente de cualquier lugar que entusiasmados con el exhibición de La Roja se sienten uno de los nuestros. Estamos en segunda fila, y cuando los jugadores se acercan a nosotros mi hermano llama a Xabi. Xabi me reconoce a pesar de que solo hemos coincidido 2 o 3 veces gracias a que es amigo de mi amigo Victor. Me señala, se ríe y viene hacia mi rompiendo el cordón de seguridad. Yo me voy para el pero me caen unos cuantos aficionados encima. Aun así, con las gafas medio caídas y con un pie atrancado entre dos asientos, eufórico, consigo darle un abrazo y decirle “Grande Xabi. Grandísimo”. Después del abrazo la gente de alrededor comienza a hacerme fotos. Alguno se acerca y me pregunta que quien soy yo. Algunos empiezan a borrar fotos de la memoria cuando se dan cuenta de que tener una foto mía no tiene ningún valor mediático, y aun menos estético.
Ahora recuerdo el final del “ratico de fútbol” de la final de Johanesburgo, cuando le dije al taxista “we are here to stay”. Después de tantos años hemos llegado para quedarnos. Se gane o se pierda, el fútbol de toque de España quedará, y no solo en los libros de historia sino también en la charlas y en los recuerdos de fútbol.
Niño, padres, tios, sobrinos, abuelos, nietos, mozos y veteranos de los jardines, descampados, pistas, campos, callejones de España, por favor, toquenla. Tocarla fácil y por abajo. Tocarla con elegancia. Tocarla con cariño. Que la fiesta no acabe nunca.
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Al día siguiente pasamos a despedirnos de la vendedora de tomates y le dejamos toda la comida que nos sobró. No fuimos capaces de cruzar una palabra después de tres días pero la despedida fue emotiva. De regreso hacemos escala de unas horas en Venecia, y decidimos no llevar camisetas rojas por respeto a Italia y los italianos. Un respeto que algunos compatriotas se pasaron por el forro por ejemplo gritando OLES durante el partido. Yo odio profundamente los OLES en el campo…aun recuerdo los octavos de final del mundial de Alemania, cuando a los cinco minutos de partido la afición española ya estaba con los OLES. Al final Zidane y compañía nos metieron 3 y nos mandaron merecidamente para casa. El pasar a la historia no depende tanto de conseguir cosas, sino del modo en que las consigues.